15 mar 2010

Y Pallardó sigue ausente…

FELIP BENS.

[Crònica. L'informatiu.com]

El Llevant UD pincho contra Las Palmas (1-1).

[Llevant UD 0-0 Las Palmas, Orriols, 1-3-2010]


El Llevant UD batió el sábado, durante la segunda parte, el récord mundial de pases fallidos, ese tipo de estadísticas que nadie anota en Orriols, pero que determinan el desenlace de un partido.

De poco sirve estar bien ubicados en el campo y robar una infinidad de balones si luego no aparece nadie capaz de dar un pase correcto que remueva en la grada la adrenalina del peligro inminente. Una grada que ha cobrado decididamente otro color, el de las grandes gestas de la última década. Y que, a pesar del tedio, despidió al equipo con aplausos, en una muestra de madurez gratificante. No en balde, los números del Llevant UD en 2010 siguen invitando al optimismo: novena jornada invictos, con cinco victorias y cuatro empates, diez goles a favor y cuatro en contra. 

Hay un motivo evidente para que el Llevant UD no acabe de engancharse en la lucha por el ascenso, de una forma explícita y decidida. Ese motivo se llama Miguel Pallardó, el indiscutible propietario de la parcela central de toda la 2ª división durante la temporada pasada y gran parte de la primera vuelta de la actual. Probablemente el jugador con más criterio y talento de la plantilla granota y que, desde que superó su lesión, no ha vuelto a ser el mismo. Y lo realmente alarmante es que el proceso de volver a convertirse en el líder de este grupo ni siquiera se atisba. Pallardó sigue haciendo quilómetros como siempre pero ya no tiene ni el criterio, ni el toque, ni el desparpajo de antaño para montar las ofensivas letales que necesita este equipo para dar el definitivo puñetazo sobre la tabla de la clasificación. Ante tamaña adversidad existe un plan B por el que Luis García no se atreve a optar: sólo Marc Mateu tiene el talento para hacer de Pallardó, mientras le dure la pájara. Un plan infinitamente más rentable que la alternativa por la que se opta: patà i avant

Las Palmas es un equipo muy justito, como tantos otros de esta gris y taciturna 2ª división. Si el equipo que tiene enfrente, el Llevant UD en este caso, es incapaz de entregar dos balones seguidos al pie, cualquier once que haya hecho un par de rondos durante la semana se ve de repente dominando el partido contra su propia voluntad, como sucedió en la segunda parte. Las Palmas, sin embargo, como era previsible —y más allá de la inverosímil volea de Cejudo— fue incapaz de generar ninguna sensación de peligro. El portero blaugrana Manu, que la semana pasada se llevó a casa más de la mitad del punto que el Llevant UD robó en Elche, creó las mejores ocasiones de los canarios, mostrando la peor versión de sus manos de mantequilla hasta en tres ocasiones que pusieron el ay en la grada. Manu sólo será otro portero de transición en la meta levantina si no aprende a jugar por alto dentro de su área. De poco servirán sus muchas virtudes si Martínez Puig no es capaz de ayudarle a corregir su trémulo juego aéreo.

Y pese a todo, el partido apuntaba a victoria holgada. Durante la primera media hora de partido Pallardó y sus huestes desbordaron sin piedad al rival, crearon ocasiones y fueron amos y señores del field, desplegando el fútbol que este equipo sabe practicar: Iborra cubriendo espacios como un titán entre Pallardó y la defensa; Pallardó robando y repartiendo balones con criterio; Rubén haciendo diabluras entre líneas y abriendo a las bandas, con Cendrós y Juanfran subiendo y combinando con Xisco Muñoz y Juanlu; Jordà abriendo espacios y olisqueando su ocasión. El Llevant UD pudo marcar 3 o 4 goles en esta primera media hora, pero sólo hizo uno, cuando Rubén decidió romper cinturas dentro del área y ajustó el balón al palo, entre una maraña de piernas que se había instalado a habitar el área pequeña. Un golazo. Como el que soñó Cejudo dos minutos después, y al despertar el 1-1 estaba en el electrónico. 

La grada entendió que la volea de Cejudo había sido una anécdota en el monólogo blaugrana y animó a coro a los suyos que, desde ese momento, sin explicación posible, decidieron batir el nefasto récord de que hablábamos al principio. Ni siquiera el eterno Ballesteros se sintió inspirado para dar un arreón final de casta y brío, como suele hacer cuando el partido está atascado. Y se perdió con ello la ocasión propicia de arañar dos puntos más a una Real en franca decadencia y amenazar la plaza de ascenso que, todavía, atesora el Cartagena. 

Más allá de los dos puntos que volaron —de forma más que merecida— el partido ofreció aspectos positivos: Héctor Rodas, tras la noticia de su renovación como levantinista hasta 2015, volvió a cerrar un partido redondo, como Ballesteros, que va camino de convertirse en el Maldini blaugrana. Juanfran disputó su primer encuentro completo, demostrando que esa banda será de su propiedad hasta final de temporada, como poco. Iborra sigue creciendo como un mediocentro que creará leyenda en Orriols. Rubén, a ráfagas, volvió a mostrarse como el jugador fresco y eléctrico que puede ser, tras un letargo en que su mente estuvo espesa. El club ha llegado a los 9.500 abonados. Y la grada sigue enchufada con el equipo, a pesar del chasco. 

No hay tregua sin embargo. El inesperado pinchazo del sábado obliga a ganar, sí o sí, en Murcia, la semana que viene. Una derrota o un empate echaría por la borda muchas opciones de ascenso, arduamente conquistadas tras 9 partidos seguidos sumando puntos.


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