15 mar 2010

Luis García ¿barraquero?

FELIP BENS.

[Crònica. L'informatiu.com]

El Murcia empata en el 85'.

[R. Murcia 1-1 Llevant UD, La Condomina, 7-3-2010]



Luis García es un barraquero y su falta de ambición está condenando al Llevant UD a desperdiciar las opciones de auparse definitivamente a las plazas de ascenso. Su apuesta por un juego rácano y destructivo, se basa en la confianza ciega por aprovechar alguna de las tres o cuatro ocasiones de peligro que se generan en cada partido para arañar algún puntito.  

Con esta actitud el entrenador está desperdiciando el potencial de una plantilla que demuestra domingo a domingo que puede aspirar abiertamente al ascenso a Primera. Todo esto y más se viene comentando en la grada y en los mentideros levantinistas desde que, contra todo pronóstico, se instaló la ilusión de la machada del ascenso. 

Ya saben cómo es el fútbol, el imperio de las exigencias inmediatas, del corto plazo y de los arrebatos pasionales, el reino del hoy blanco y mañana negro. Ya saben que en cada aficionado -y también en cada cronista- habita el genio perfeccionado de un Pep Guardiola, de una Rafa Benítez, de un Manolo Preciado, de un Johan Cruyff. Y que nadie se atreva a tosernos. 

La realidad, en el fútbol y en la vida, siempre suele alejarse de los extremos. Es fácil encontrarla más a ras de hierba, más cerca de la lógica de unas camisetas sudadas que del deseo de una barra de bar. El fútbol, sin embargo, genera grandes falacias que, repetidas, una y otra vez suenan de una lógica aplastante, aunque no lo sean. Grandes axiomas que no consienten dudas: Los equipos grandes sólo dejan de ganar cuando jueguan mal, por ejemplo. Aunque de una lógica aplastante no es esto, sino que sencillamente pierden cuando el rival -que también juega con once- lo hace mejor. El Llevant lleva diez partidos en 2010 sin perder y ha recortado distancias de forma espectacular con todos los que le preceden en la tabla de clasificación. Pero no por ello puede ni debe exigirsele que gane todos los partidos que juegue, porque puede darse el caso de que el rival sea mejor. Sencillamente mejor. Esto es fútbol. 

Llevant UD y Murcia aburrieron a las piedras el domingo. El Llevant no realizó un partido brillante. Ni ayer ni en otros de los encuentros que los blaugrana han disputado durante su espectacular progresión hacia las plazas de ascenso. Pero los levantinos no jugaron contra una banda de trileros. Jugaron contra un Real Murcia que había conquistado 15 de los últimos 21 puntos que había disputado. Un Murcia a quien no pudo ganar ni el Hércules en Alicante ni la Real en la misma plaza pimentonera de la que salieron derrotados Betis y Numancia. Tal vez la forma de frenar al Murcia no era haciendo un partido brillante, sino táctico, neutralizando las virtudes murcianas de los últimos meses. Si los colorados no hubiesen empatado cuando el partido tocaba a su fin, el Llevant pisaría los talones al Cartagena y las cosas se verían desde una óptica distinta. 

Algunas de estas críticas a Luis García ya se escucharon tras el partido en Elche de hace dos semanas; sin embargo los franjiverdes vencían ayer al todopoderoso Hércules 2-0. Ya lo dijimos en su día en la crónica: el Elche tiene un equipazo, aun no ha dicho su última palabra en lo concerniente a plazas nobles, y el empate del Llevant tuvo mucho mérito. 

Luis García tiene defectos como entrenador, como cualquiera. Sus planteamientos conservadores han hecho al Llevant perder más de un punto esta temporada; los guarismos con que los levantino han logrado sus diez victorias, casi siempre por la mínima, y ser el equipo que acumula más empates contrastan el espíritu resultadista del equipo. ¿Mérito o defecto del míster? Tal vez sería el momento de valorar que existen, de forma clara, mejores plantillas que la blaugrana en Segunda divsión y que la capacidad táctica de Luis G. para mover sus peones está consiguiendo sacarle un partido mucho mayor del esperado: 42 puntos, a 3 del Cartagena y 9 de Hércules y Real. Porque la realidad es que el Llevant se está acercando al tramo final de la Liga con opciones claras de ascenso, unas posibilidades que se agigantarán o no tras los próximos dos partidos: en casa contra el Nàstic y, sobre todo, en Anoeta, contra la Real. Dos victorias dispararían al equipo. Dos derrotas serían un jarro de agua fría sin marcha atrás. Suceda lo que suceda, el mérito, a Luis García, con todos sus defectos, ya no se lo quita nadie.




No hay comentarios:

Publicar un comentario